viernes, 16 de marzo de 2007

Mon dieu! o el periodismo en el siglo XXI…

...Es un periodismo ciudadano, anónimo, lleno de reporteros ocasionales que, cámara portátil en mano, suministran a los medios las imágenes más frescas de los sucesos de actualidad, o bien las cuelgan en su propio blog, todo un fenómeno de este recién estrenado siglo XXI. Un móvil con cámara incorporada convierte a cualquier testigo ocasional en un intrépido reportero gráfico, y a cualquier videoaficionado en un corresponsal del nuevo canal de televisión internacional, YouTube.

Este nuevo estatus del ciudadano – periodista multiplica las fuentes de información y, en algunos países, despierta los recelos tanto de profesionales de la información como de las autoridades. Que se lo pregunten a Francia: Sarkozy quiere promover una ley que criminalice a cualquiera que, sin ser periodista acreditado, se dedique a grabar sucesos, especialmente actos de violencia callejera. No sabemos aún si espera evitar actos de violencia espontánea o simplemente restringir el florecimiento de los blogs en el país galo, donde los estudios indican que el 60% de los internautas tienen una bitácora en Internet o participan en varias durante una media de 70 minutos al día. Pero la medida nos ha dejado perplejos.

La multiplicación de las fuentes debería ser una excelente noticia para cualquier informador. De hecho, los grandes medios de comunicación están incorporando a sus contenidos la valiosa información de estos nuevos reporteros espontáneos, una tendencia creciente que no debe estar reñida con las buenas y profesionales prácticas del periodismo tradicional: contrastar y comprobar la veracidad de la información.

En cualquier caso, la iniciativa francesa es una muestra más de inadaptación a la realidad por parte de un poder público, como algunos de los debates que se están manteniendo en la actualidad sobre los derechos de propiedad intelectual. Llevamos ya muchos años hablando y escuchando hablar acerca de la Sociedad de la Información, y más nos valdría adaptarnos con elegancia a esa nueva sociedad de bloggers intercomunicados y periodistas anónimos. Es nuestra conquista ciudadana en este comienzo del siglo XXI.

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